Salir de la línea D del subterráneo de Buenos Aires y encontrarse con un cuadro en el que sobresalen las imponentes maquinarias agrícolas dotadas de la más avanzada tecnología y las especies más depuradas de vacunos, ovinos y equinos, es indudablemente una experiencia impactante que une a dos culturas que rara vez toman contacto directo.
Destrezas ecuestres en el corazón de la gran ciudad.
Los chicos no resisten la atracción de la maquinaria.
Se trepan a los tractores y las cosechadoras.
Los grandes también se entusiasman, aunque a la señora no le guste.
Se sienten atraídos por la tecnología al servicio de la producción.
Máquinas modernísimas que cuestan miles de dólares.
El vicepresidente Julio Cobos, la figura política más respetada por el campo.
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