El denominado bloque “Santa Fe Federal” se quebró antes de reasumir. Mientras el senador Carlos Reutemann reeditaba los clásicos escarceos que mantiene desde hace más de una década con el ex presidente Eduardo Duhalde, su compañera incondicional en la Cámara Alta del Congreso, la senadora Roxana Latorre, estampaba su firma al despacho de comisión que habilitará una prórroga de las facultades delegadas a la presidencia por espacio de un año.
La reacción del dos veces gobernador de la provincia no se hizo esperar. “Le he pedido explicaciones a ella (Roxana Latorre) y las que me dio no las alcanzo a entender, no le encuentro argumento razonable porque hace un año y medio que venimos defendiendo intereses de Santa Fe”, dijo Reutemann a los medios de comunicación.
El enfado del legislador reelecto tiene una doble justificación: en primer lugar, la senadora Latorre quebró la estricta verticalidad que exige a sus colaboradores, al punto de anular su capacidad de discernimiento y voluntad; en segundo, ratificó las críticas que recibió de parte del oficialismo durante la última campaña electoral, dando cuenta de la presunta existencia de un pacto soterrado con el kirchnerismo y el resto del PJ.
Lo peor, sin embargo, es el ridículo al que el senador se vio sometido por su colaboradora incondicional mientras él creía que estaba jugando al más alto nivel político en su ya clásica guerra de nervios con el ex presidente Duhalde. Incluso la reacción de los medios nacionales resultó tardía puesto que primero difundieron el intercambio de ironías entre los dos presidenciables del PJ cuando en realidad la noticia más trascendente era la traición de la senadora Latorre y la fractura del bloque “Santa Fe Federal”.
En el medio queda una afirmación inquietante, una suerte de confesión inexcusable: desde hace sólo un año y medio Reutemann sostiene que viene defendiendo los intereses de Santa Fe en el Senado. ¿Tenía razón el senador Rubén Giustiniani cuando denunciaba que tanto el ex gobernador como Latorre convalidaron la mayoría de las decisiones contrarias a los intereses santafesinos que adoptó durante los últimos seis años el kirchnerismo?
Sobre la conducta de la senadora Latorre, en tanto, no habría que descartar la existencia de una “negociación solapada” con los operadores del kirchnerismo e incluso el intercambio de su firma favorable por algún tipo de dádiva o prebenda.
La reacción del dos veces gobernador de la provincia no se hizo esperar. “Le he pedido explicaciones a ella (Roxana Latorre) y las que me dio no las alcanzo a entender, no le encuentro argumento razonable porque hace un año y medio que venimos defendiendo intereses de Santa Fe”, dijo Reutemann a los medios de comunicación.
El enfado del legislador reelecto tiene una doble justificación: en primer lugar, la senadora Latorre quebró la estricta verticalidad que exige a sus colaboradores, al punto de anular su capacidad de discernimiento y voluntad; en segundo, ratificó las críticas que recibió de parte del oficialismo durante la última campaña electoral, dando cuenta de la presunta existencia de un pacto soterrado con el kirchnerismo y el resto del PJ.
Lo peor, sin embargo, es el ridículo al que el senador se vio sometido por su colaboradora incondicional mientras él creía que estaba jugando al más alto nivel político en su ya clásica guerra de nervios con el ex presidente Duhalde. Incluso la reacción de los medios nacionales resultó tardía puesto que primero difundieron el intercambio de ironías entre los dos presidenciables del PJ cuando en realidad la noticia más trascendente era la traición de la senadora Latorre y la fractura del bloque “Santa Fe Federal”.
En el medio queda una afirmación inquietante, una suerte de confesión inexcusable: desde hace sólo un año y medio Reutemann sostiene que viene defendiendo los intereses de Santa Fe en el Senado. ¿Tenía razón el senador Rubén Giustiniani cuando denunciaba que tanto el ex gobernador como Latorre convalidaron la mayoría de las decisiones contrarias a los intereses santafesinos que adoptó durante los últimos seis años el kirchnerismo?
Sobre la conducta de la senadora Latorre, en tanto, no habría que descartar la existencia de una “negociación solapada” con los operadores del kirchnerismo e incluso el intercambio de su firma favorable por algún tipo de dádiva o prebenda.
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