lunes, 3 de agosto de 2009

Claves de la debacle Vecinalista

La de hoy es con seguridad una de las peores elecciones de la historia del Vecinalismo sunchalense. Ni siquiera las características de los comicios y la falta de un contrincante interno sirven de atenuantes para los 1.273 sufragios obtenidos por la lista encabezada por dos miembros del gabinete de gobierno del intendente Oscar Trinchieri, cifra que representa un magro 12,60 por ciento y un indecoroso tercer y último lugar.
Si bien es cierto que las elecciones legislativas suelen complicar a todos los oficialismos, resulta prácticamente imposible justificar un último lugar y, sobre todo, una derrota por una diferencia de más de 6 mil votos.
La comparación con la última primaria de medio turno desarrollada en 2005, demuestra que la de hoy es una de las peores perfomances del partido de la familia Trinchieri. En esa oportunidad, el Vecinalismo obtuvo 1.147 sufragios más, es decir, prácticamente el doble de lo reunido en la jornada de hoy. La caída expresada en puntos porcentuales, supera el 14 por ciento.
La magnitud de la debacle de hoy queda aún más clara cuando se considera que las primarias de 2005 no fueron precisamente una muestra de las mejores elecciones del Partido Vecinalista.
Toda derrota electoral tiene algún responsable y esta no es la excepción. Obviamente lo más fácil es pasarles la factura a los propios candidatos, quienes evidentemente no gozan de consideración suficiente en la comunidad, pero esto no justifica que haya que olvidarse que tanto Madoery como Saravia son dos pilares del gabinete de gobierno de Oscar Trinchieri.
En ese sentido, el pobre desempeño alcanzado en las urnas, revela un cuestionamiento ciudadano generalizado hacia la cuarta gestión del vecinalismo al frente de la administración municipal. No obstante, más allá de las fallas del gobierno que bien podría ser considerado como el más pobre en la larga trayectoria de Trinchieri, hay errores de estrategia electoral que no pueden ser soslayados como por ejemplo, la designación de una lista única que impidió a los ciudadanos participar de una decisión que como es tradición en el Vecinalismo, fue tomada por un reducido grupo de personas entre cuatro paredes.

A la luz de lo expresado en las urnas, la afirmación sobre la inexistencia de internas en el partido terminó siendo una debilidad en lugar de una fortaleza.

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