
Antes de irse, la empresa se llevó en dos camiones "el alma de la planta", tal como definieron los empleados a la información técnica sobre los productos que allí se fabricaban.
La actitud de los empresarios alemanes despertó la lógica y justificada reacción del gobernador Hermes Binner, quien señaló públicamente que señaló que el cierre y abandono de la planta fabril es "absolutamente inaceptable".
Ayer, mientras la UOM nacional sugería a los delegados locales que levantaran el piquete y evitaran mediatizar el conflicto y anunciaba la supuesta existencia de un inversor interesado en reactivar la planta, al cual no se identificó, los empleados mostraban a los medios de comunicación el saqueo perpetrado por el grupo autopartista con sede en Stuttgart.



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