lunes, 20 de abril de 2009

Sobre mi desvinculación con Castellanos

En respuesta a las consultas recibidas, puedo decir, a modo de primera declaración sobre el tema, que mi desvinculación con la empresa Castellanos SRL, editora de diario Castellanos y semanario El Tiempo, se debe ante todo a diferencias profesionales irreconciliables que a lo largo de los últimos meses provocaron un conflicto no solamente conmigo sino con la mayoría de los periodistas de la sección de información local de la redacción.
Dicho conflicto, basado casi exclusivamente en cuestiones de índole periodística, desencadenó por parte del director de Castellanos y su socio, el empresario Guillermo Remonda, una persecución de los periodistas que no aceptaron las presiones y se mantuvieron fieles a los principios que rigen la profesión.
Poco a poco, los compañeros que no aceptaron ser reducidos al denigrante papel de escribas de brulotes grotescos dirigidos a presionar o perjudicar a tal o cual personaje público de la ciudad y la región, se vieron marginados de manera sistemática: los casos de Francisco Marzioni, a quien se lo castigó por informar que el intendente Omar Perotti fue objeto de un escrache por parte de productores rurales, confinándoselo a la sección de noticias sociales y el de Oscar Romero, quien debió soportar estoicamente la campaña de prensa orquestada de manera obsesiva por Remonda para brindar "protección" al jefe de la Unidad Regional V de Policía, fueron parte de una cadena de acciones destinadas a vaciar de capital intelectual y ético a Diario Castellanos con el objeto último de ponerlo al servicio de intereses particulares y sectoriales que nada tienen que ver con el interés general de la comunidad.
Como jefe de redactores y en virtud de mi antigüedad dentro de la empresa, mi silenciamiento fue progresivo, desplazándoseme en primer lugar de la jefatura de redacción -papel que comenzaron a cumplir en forma conjunta Visconti y su socio Remonda, en reuniones de redacción insufribles donde se le decía a cada periodista qué debía o no debía informar- para relevarme después de la redacción de las columnas editoriales y finalmente, por orden directa de Remonda, impedir toda publicación que llevara mi firma. Paralelamente la empresa interrumpió la publicación de la revista industrial Centro Productivo y del semanario El Tiempo, publicaciones de las cuales soy fundador y en las que me desempeñé como director durante años. En lo personal hubo varias cuestiones que me apartaron de la "línea editorial" impuesta de manera inconsulta e incontestada por la dirección ejercida en forma conjunta por Visconti y Remonda, aunque por el momento citaré solamente algunas: la inclusión bajo el seudónimo de Luis de Palacio -sin duda un alarde de ingenio- de notas políticas redactadas por un funcionario municipal y el intento frustrado de Remonda de impedir la publicación de una noticia que daba cuenta de un ataque antisemita a la sede de la comunidad judía de Rafaela.
Obviamente también hubo una gran cantidad de hechos noticiosos y cartas de lectores censurados de manera vergonzosa y simplemente porque no se ajustaban a los intereses perseguidos por los editores.
Todos estos hechos hicieron que me alejara irremediablemente de la línea editorial -si es que así puede llamarse- restando solamente mi desvinculación laboral con la empresa que me despidió fácticamente aunque todavía no de manera formal.
Naturalmente, quedan muchas cosas por revelar aunque si lo hago será con el objetivo de que se sepa la verdad y no con ánimo de venganza. En diario Castellanos se produjo, a lo largo de los últimos meses, un brutal proceso de vaciamiento intelectual y moral que la comunidad de Rafaela y la región debe conocer.

3 comentarios:

  1. Por qué no contás la campaña que orquestó CAstellanos -Empresarios de la Salud mediante- en contra de la Asociación Médica del Depto. Castellanos.

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  2. Estimado "Cascote", gracias por interesarte por este blog. Con respecto a tu desafío te diré que nunca tuve inconvenientes en hablar sobre mi trabajo, así que pronto tendrás detalles sobre la cobertura del caso Asociación Médica, o más precisamente caso Tessio, como yo prefiero llamarlo.

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