martes, 29 de septiembre de 2009

Trinchieri todavía no logra asimilar la derrota

El estupor es tal que ayer ni siquiera se publicaron los resultados de los comicios en la web oficial del municipio.


La cúpula partidaria parece no haber reaccionado tras la categórica derrota sufrida en las urnas. Según fuentes extraoficiales, el intendente no concurrió ayer a su despacho, tal como lo hace habitualmente. Hasta el momento, el único funcionario que ensayó una explicación pública fue el secretario de Gobierno, Héctor Madoery, quien afirmó que no toma el resultado adverso de los comicios “como una derrota” sino como un llamado de atención, “un golpe a la puerta que nos debe hacer revisar ciertas cosas para seguir trabajando”.
Es obvio que una frustración tan contundente provocará fisuras no solamente en la reducida estructura partidaria, sino también en el gabinete de gobierno de Oscar Trinchieri. En ese sentido, si el traspié en las primarias causó el alejamiento de Román González, es probable que el revés del domingo termine desencadenando más dimisiones. Entre la lista de candidatos a dejar sus cargos figuran el propio Madoery y el subsecretario de Comunicación, Elvio Saravia, indudablemente los dos grandes derrotados de ambas citas electorales. Sin embargo, también cabe la posibilidad de que el intendente se desprenda de funcionarios que son muy cuestionados por la comunidad, como la secretaria de Desarrollo Social y Económico, Griselda Bocco y el subsecretario de Cultura, Deportes y Recreación, Elvio Samudio.
El caso del subsecretario de Servicios Públicos, Aldo Trinchieri, es diferente, puesto que si bien en el partido predomina la opinión de que el hermano del intendente no goza de la mejor imagen en la comunidad, sus miembros también son conscientes que es probable que el vínculo familiar termine pesando más a la hora de decidir su continuidad.
Con todo, una fuente partidaria reconoció ayer que para que se empiecen a tomar la decisiones primero es necesario que la cúpula dirigencial salga del estado de estupor en el que se encuentra. El golpe ha sido tal que la página oficial de la Municipalidad ni siquiera cargó ayer los resultados de los comicios locales, hecho que refleja la confusión y el estado de ánimo de la mayoría de los miembros del entorno del intendente Trinchieri.

Una realidad desvelada. El silencio oficial contrastó con el runrún que se apoderó de los medios de comunicación, incluso aquellos que durante los dos primeros años de la gestión se mostraron tolerantes hasta extremos grotescos como los periódicos Sunchales Hoy y El Eco. Luego de descubrir de manera repentina que la gran mayoría de los sunchalenses reprueba la cuarta gestión de Trinchieri al frente del gobierno municipal, estos medios de comunicación invitaron a los lectores a individualizar las razones que consideran han sido determinantes en las dos caídas inapelables que sufrió el Vecinalismo.
En realidad las explicaciones son muchas, aunque la principal está relacionada con el hecho ahora patente de que Trinchieri llegó al poder en diciembre de 2007 sin un plan de gobierno ni un equipo de colaboradores. La escasa participación que le sirvió para marginar a cualquier dirigente que pudiera disputar su liderazgo le terminó jugando en contra, ya que debió salir a buscar funcionarios de manera presurosa y sin criterio alguno. Como ejemplo resulta suficiente señalar que recién después de casi un año logró ocupar el área de Obras Públicas que durante varios meses permaneció a la deriva y bajo la órbita del secretario de Gobierno.
Desde mediados del año pasado sostengo que esta es la peor versión del Vecinalismo que hemos conocido los sunchalenses y los resultados de los dos últimos comicios me relevan de presentar cualquier prueba adicional a las que ya he enumerado suficientemente.
Pienso que Trinchieri es víctima del peor mal que puede afrontar un dirigente político: la falta de comprensión de los cambios que experimenta la sociedad. En ese sentido, puede decirse que todavía cree que puede gobernar Sunchales según el modo que hizo popular durante los años noventa, echando mano a acciones publicitarias que no tienen correspondencia en la realidad y apoyándose en un minúsculo grupo de dirigentes que ni siquiera se atreven a cuestionar su autoridad, aun cuando el barco parece encontrarse a la deriva, como en este caso.
Otra razón poderosa del desmoronamiento de la gestión estriba en las renovadas sospechas de arbitrariedad e incluso corrupción en el manejo de la cosa pública. El todavía irresuelto robo al Palacio Municipal dejó en los sunchalenses la misma inquietud y desasosiego que el robo de las recaudaciones de los carnavales sunchalenses. Simple coincidencia o no, este tipo de ilícitos contra el erario público donde parecen estar implicados miembros de la administración no tuvieron lugar durante la gestión anterior.

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