jueves, 19 de noviembre de 2009

¿Hacia dónde va la gestión vecinalista?


El denominado caso Colombi ofrece una muestra descarnada del derrotero que tendrá de aquí en más la cuarta gestión de Oscar Trinchieri al frente del gobierno municipal. La honestidad brutal del gobernador electo de Corrientes, quien reconoció que debió apoyar la candidatura de Néstor o Cristina Kirchner a cambios de fondos públicos, despeja cualquier duda sobre el futuro político del mandatario sunchalense, quien se sumó tempranamente al éxodo dirigencial que terminó de vaciar al kirchnerismo santafesino, luego de su irracional enfrentamiento con el campo.
Cuando Trinchieri decidió seguir al senador Carlos Reutemann seguramente pensó en las consecuencias que su determinación tendría para los dos últimos años de su gestión y sobre todo para la ciudad. A diferencia del defenestrado Colombi, nuestro intendente optó una vez más por sus intereses particulares en lugar de los intereses generales de la comunidad. Incluso sin perseguir intenciones reeleccionistas inequívocas, al líder vecinalistas le preocupó más su carrera política que por ejemplo, las grandes obras de infraestructura que necesita Sunchales para revertir la tendencia regresiva en la que se halla desde hace ya varios años.
La apuesta es tan clara como previsible: esperar un posible triunfo reutemista a nivel provincial o nacional para “reinsertarse” mediante un cargo electivo o directamente en la estructura burocrática. Incluso hay quienes aseguran que nuestro intendente aspiraría a un puesto en la judicatura como una suerte de retiro de la actividad política propiamente dicha.
La principal incógnita es la suerte que correrá la tan promocionada como inconclusa obra de pavimentación de calles financiada con fondos nacionales cuando Trinchieri se encolumnaba detrás del kirchnerismo. Su deserción junto al reutemismo se tradujo en una prácticamente inmediata paralización de los trabajos desarrollados en calle Láinez, confirmando los pronósticos de la oposición.
Sin embargo, la incoherencia del mandatario municipal quien primero apoyó al kirchnerismo y después renegó de él, también podría dejar fuera a nuestra ciudad de planes habitacionales que hoy resultan imprescindibles ya que hay muchas familias que esperan desde hace años una respuesta.
Al igual que Colombi Trinchieri sabía de antemano cuáles son las reglas de juego que impone el kirchnerismo. A diferencia del radical correntino, prefirió privilegiar sus apetencias personales sobre la gobernabilidad y el futuro de la ciudad. Más allá de sus mezquinas especulaciones, queda claro que sin apoyo nacional ni provincial, la gestión vecinalista y la ciudad se encuentran a la deriva.

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