jueves, 5 de noviembre de 2009

Perotti deja sin Centro Cívico a más de 200 mil santafesinos


Aduce diferencias en el valor del terreno donde la provincia planea construir la sede del gobierno descentralizado pero en realidad obstaculiza el proyecto por motivos netamente políticos.

La “guerra de nervios” que sostiene el intendente Omar Perotti con la gestión binnerista priva a los habitantes de tres departamentos santafesinos de contar con una sede descentralizada de la administración provincial. Enfrascado en la confrontación cotidiana, el mandatario rafaelino y sus principales colaboradores olvidan que en realidad el edificio del Centro Cívico se construirá en Rafaela pero representará a una vasta región que incluye a localidades de relevancia económica y social del centro y noroeste santafesino que fueron históricamente relegadas por la burocracia capitalina.
La modalidad utilizada por el mandatario no es novedosa, ya que en buena parte del país las administraciones locales se encuentran enfrentadas con la administración central por motivos puramente políticos. El caso más reconocido -y a la vez paradigmático- está dado en la ciudad autónoma de Buenos Aires, donde la puja con el gobierno nacional parece haberse adueñado del proyecto de creación de la policía metropolitana, mientras los índices de violencia se disparan a niveles inéditos y los ciudadanos son literalmente ejecutados por adolescentes.
Aquí en Santa Fe las cosas no son muy diferentes porque el intendente de la tercera ciudad en orden de importancia de la provincia no trepida a la hora de obstaculizar el proceso de descentralización del estado santafesino que, vaya paradoja, relegó históricamente a las comunidades del interior. En realidad, Perotti y el resto de los jefes comunales e intendentes de la Región 2, cuya cabecera se encuentra en Rafaela, deberían reclamar la instrumentación de la nueva organización del gobierno provincial, en lugar de resistirla con argumentos inverosímiles.
El proyecto fue presentado en Rafaela en marzo de este año, durante una ceremonia encabezada por el gobernador Hermes Binner y el intendente Perotti, quien si bien no se opone explícitamente a la iniciativa, se niega a cerrar trato por el terreno que eligió la provincia para construir la sede del gobierno descentralizado, alegando diferencias en el valor del terreno elegido por la administración provincial para ejecutar la obra. Según reconoció en ese momento, el ministro de Gobierno y Reforma del Estado, Antonio Bonfatti, ofreció 2,7 millones de pesos por el denominado “Predio de la Flor”, un terreno situado en el punto estratégico de ruta nacional 34 y bulevar Roca que actualmente no tiene una utilidad relevante alguna y que sería ideal para albergar el Centro Cívico, ya que se encuentra sobre la vía de comunicación que conecta a la ciudad con el resto de las localidades que conforman la Región 2. El problema surgió, según las propias palabras del intendente, porque dicha cifra se calculó “con un dólar a 3,05 pesos”.
Resulta obvio que una obra de la trascendencia del Centro Cívico que dará visibilidad y acercará al estado santafesino a una región muchas veces olvidada en donde habitan más de 200 mil habitantes, no puede detenerse por una diferencia en el valor de cambio. Lo que está en juego es una disputa por liderazgos políticos territoriales que confunde los intereses regionales con los de una ciudad e incluso con una parte de esta, ya que en Rafaela son muchos los que consideran que la descentralización del estado provincial aportará más beneficios que desventajas.
Cualquiera sea la ideología política que se profese queda claro que los intereses partidarios o incluso personales no pueden primar sobre las necesidades de una vastísima región que bien entrado el siglo XXI todavía no ha comenzado a explotar las enormes posibilidades que tiene precisamente porque siempre fue postergada por un estado anticuado e incapaz para mirar más allá de su propio ombligo. En efecto, excluyendo a Rafaela, los principales centros urbanos de la Región 2, conformada por los departamentos Castellanos, San Cristóbal y 9 de Julio, congregan a más de cien mil habitantes que a fuerza de costumbre ni siquiera contemplan la posibilidad de que el estado se acerque para brindar las respuestas que la mayoría de las veces no llegan y cuando lo hacen, es porque antes se cumplió con la hasta hoy ineludible peregrinación hacia la capital provincial.

Cuestión de liderazgos

Se equivoca el intendente Perotti al obstaculizar la construcción del Centro Cívico,porque Rafaela recibe a diario el tributo de una región que podría ser aún más vasta y a la que no puede dar la espalda. Resulta extraño que alguien que se ha caracterizado por una aptitud para el liderazgo político no comprenda que gobierna mucho más que una ciudad. Rafaela se desarrolló en forma conjunta con el aporte de todo el centro oeste santafesino y se proyectó al país y al mundo junto a sus tributarios y no contra o a pesar de éstos. Rafaela hoy no tiene fronteras y por eso resulta inaudito que pretenda replegarse contra sí misma, desconociendo la orientación de los tiempos históricos donde los estados ya no son entidades centralizadas sino verdaderas redes que facilitan la participación ciudadana; transformándose en una suerte de bastión de una resistencia cuyos fines no pueden ser otros que las carreras de un puñado de dirigentes políticos.
Incluso su composición social, al igual que otras grandes urbes de la provincia que se destacan por su empuje y desarrollo, como Rosario, Rafaela es el producto de migraciones internas que provienen de la región en la que se encuentra inserta, lo que significa que está atravesada por una diversidad que no debe desconocer sino que por el contrario, debe aprovechar para avanzar todavía más.
Una cosa es que Perotti reclame a la administración provincial por obras que la provincia se ha comprometido a financiar, o que exija mayores recursos para combatir el delito y la creciente inseguridad. Otra muy diferente es que utilice un proyecto como el del Centro Cívico para “marcarle la cancha” al Frente Progresista. A decir verdad, la cerrazón del mandatario, quien ya se propone como aspirante a la gobernación para 2011, no lo agiganta sino que lo empequeñece y sobre todo, lo deja mal parado frente a los más de cien mil habitantes de localidades como Sunchales, San Cristóbal, Tostado, Ceres, San Vicente, Suardi, San Guillermo, Humberto Primo, Moisés Ville y Frontera que seguramente verían con buenos ojos que la administración provincial “atienda” por primera vez en la historia en Rafaela.

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