martes, 24 de noviembre de 2009

Binner ante la “corporación judicial”


El gobernador Binner tiene con qué entretenerse durante los próximos dos años. Mientras el kirchnerismo languidece, la administración socialista parece estar decidida a dar una nueva vuelta de página en la historia santafesina, encarando la renovación del Poder Judicial y consecuentemente de la fuerza pública de seguridad. ¿La apuesta es alta? Por supuesto que lo es y entraña riesgos que un político moderado pero a diferencia de él, carente de capacidad resolutiva, no estaría dispuesto a afrontar. El caso Fraticelli tuvo la virtud de sacudir los cimientos de una corporación judicial que logró permanecer inmutable a lo largo de los últimos 25 años y el gobernador está dispuesto a aprovecharlo para favorecer el cambio que prometió a los santafesinos hace dos años.
La Corte Suprema federal no solamente ordenó la revisión del caso, sino también la modificación de toda la estructura del fuero penal, evitando que los jueces que investigan sean los mismos que dictan sentencia, exigencia que provocó que muchas causas de la 5ta. Circunscripción que se instruyen en Rafaela se resuelvan en juzgados de San Cristóbal.
Para Binner, la ahora revisada condena a Fraticelli “fue producto del contubernio entre el Poder Judicial y el poder político en la provincia”, un hecho que “habla muy mal de la Justicia como sistema independiente, habla muy mal de la independencia de los tres poderes. Se trata de una Justicia que esta amañada en la no independencia de los tres poderes y amparada en la política”. Luego, volviendo al caso Fraticelli, agregó que “estuvo seis años a la sombra y salió porque la Corte Suprema de la Nación dijo que había que revisar todo. Si uno no se avergüenza de esto como santafesino, realmente no sé de qué nos vamos a avergonzar”.
El mandatario provincial incluso ligó el pronunciamiento crítico que recientemente difundió el Colegio de Magistrados de la provincia, a la inminente resolución del caso Fraticelli, al que definió como “una maniobra distractiva”. “El propio Colegio que debiera haberlo defendido como miembro de la corporación, lo dejó solito ante una acusación que carecía de los argumentos, ante un sistema inquisidor. Esto es lo que puso en crisis la realidad de la Justicia santafesina”, argumentó.
Para el socialismo la corporación judicial es la que se opone no solamente a la reforma penal impulsada por la administración sino incluso a todos los cambios institucionales que pongan en riesgo el estatus quo que la beneficia desde hace décadas. De hecho, no es casual que Santa Fe sea una de las provincias argentinas con el sistema penal más atrasado, donde subsisten verdaderas reliquias como el juicio escrito y los juzgados de instrucción.
La reforma penal es inexorable, aunque a muchos saurios reutemistas les pese. El problema es que no solamente tendrá concomitancias políticas, sino también consecuencias a nivel de la fuerza pública de seguridad y no es difícil presuponer la cantidad de intereses que una movida de ese tipo inevitablemente afectará.
Los partidarios del gatopardismo (cambiar para que nada cambie), además de ofrecer resistencia, buscan ganar el tiempo necesario para que el sistema sea capaz de absorber las transformaciones propuestas garantizando que lo esencial permanezca igual. Binner y los socialistas saben que esa es la estrategia de sus adversarios y están dispuestos a jugar el juego. El que viene parece ser el año del enfrentamiento inevitable entre la administración progresista y la corporación judicial-policial. Será un espectáculo digno de observar.

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