El agravamiento de la situación del sector enfrenta a dirigentes de las cuencas lecheras más importantes, aunque une a los productores de todo el país, quienes el próximo día 20 de este mes participarán de una asamblea en la ciudad cordobesa de San Francisco.
La confrontación de las principales entidades ruralistas del país con las cámaras que nuclean a los productores lecheros de Santa Fe y Córdoba parece ser tan inevitable como inminente. Con el apoyo de la mayoría de la Mesa de Enlace (FAA y CRA), los productores tamberos de Buenos Aires y La Pampa saltan el cerco y convocan a sus pares santafesinos y cordobeses a participar de una asamblea nacional que tendrá lugar el próximo sábado en la ciudad de San Francisco, es decir, en el corazón del área de influencia de Caprolec y Meprolsafe.
La jugada que apunta a capitalizar el extendido descontento de los tamberos de todo el país, uniéndolos en un solo reclamo frente al gobierno kirchnerista, fue rápidamente cuestionada por el titular de Caprolec, Juan Trossero, quien reprochó a la cúpula de Federación Agraria Argentina, especialmente a su Director de Lechería, Guillermo Gianassi, no haber participado en ninguno de los bloqueos que la entidad realizó frente a las principales plantas fabriles de la provincia de Córdoba.
La iniciativa de convocar a un paro nacional surgió en una asamblea desarrollada en Trenque Lauquen apenas unos días después de que el Gobierno acordara con algunas de las cámaras del sector la ampliación del subsidio de 10 centavos por cada litro de leche, de la cual participaron el líder entrerriano Alfredo De Angeli y unos 700 tamberos de Buenos Aires y La Pampa.
La estrategia de los convocantes es clara: aprovechar el descontento generalizado de los productores rurales de la cuenca lechera de Santa Fe y Córdoba, quienes están disconformes con los pobres resultados exhibidos por la negociación encarada entre el gobierno nacional, la industria y las entidades que los representan. En el caso concreto de Meprolsafe la animadversión quedó explicitada en la multitudinaria asamblea de la localidad de Suardi, donde abundaron las críticas hacia el entonces presidente de la institución, Roberto Socin, quien poco después dejó el cargo en una reunión de comisión directiva a la que no se permitió el acceso a la prensa.
Convocatoria asegurada
Las entidades convocantes descartan que el grado de adhesión de los tamberos cordobeses y santafesinos será contundente, dado que la decisión del gobierno nacional de discriminar a los productores de acuerdo a si se encuentran asociados a las entidades que firmaron o no la ampliación del subsidio de 10 centavos por litro de leche, hecho denunciado por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) a través de un comunicado, dejó otra vez mal parados a los dirigentes de Caprolec y Meprolsafe.
El argumento de mayor peso, sin embargo, es la crítica situación por la que atraviesa toda la cadena lechera de valor, donde la mayoría de sus eslabones se encuentran afectados, incluida la industria, tal como evidencia el anuncio de la venta de Mastellone Hnos. y la comprometida situación financiera de SanCor, las dos tradicionales firmas que dominan el mercado nacional.
En lo que respecta a la situación de los productores, la propia Mesa de Enlace señaló que “la falta de una política oficial a favor de la producción ya destruyó 5.000 tambos desde 2003, o sea un tercio de los 15.500 establecimientos que existían en aquel momento, con la pérdida de miles de puestos de trabajo directos e indirectos”.
La jugada que apunta a capitalizar el extendido descontento de los tamberos de todo el país, uniéndolos en un solo reclamo frente al gobierno kirchnerista, fue rápidamente cuestionada por el titular de Caprolec, Juan Trossero, quien reprochó a la cúpula de Federación Agraria Argentina, especialmente a su Director de Lechería, Guillermo Gianassi, no haber participado en ninguno de los bloqueos que la entidad realizó frente a las principales plantas fabriles de la provincia de Córdoba.
La iniciativa de convocar a un paro nacional surgió en una asamblea desarrollada en Trenque Lauquen apenas unos días después de que el Gobierno acordara con algunas de las cámaras del sector la ampliación del subsidio de 10 centavos por cada litro de leche, de la cual participaron el líder entrerriano Alfredo De Angeli y unos 700 tamberos de Buenos Aires y La Pampa.
La estrategia de los convocantes es clara: aprovechar el descontento generalizado de los productores rurales de la cuenca lechera de Santa Fe y Córdoba, quienes están disconformes con los pobres resultados exhibidos por la negociación encarada entre el gobierno nacional, la industria y las entidades que los representan. En el caso concreto de Meprolsafe la animadversión quedó explicitada en la multitudinaria asamblea de la localidad de Suardi, donde abundaron las críticas hacia el entonces presidente de la institución, Roberto Socin, quien poco después dejó el cargo en una reunión de comisión directiva a la que no se permitió el acceso a la prensa.
Convocatoria asegurada
Las entidades convocantes descartan que el grado de adhesión de los tamberos cordobeses y santafesinos será contundente, dado que la decisión del gobierno nacional de discriminar a los productores de acuerdo a si se encuentran asociados a las entidades que firmaron o no la ampliación del subsidio de 10 centavos por litro de leche, hecho denunciado por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) a través de un comunicado, dejó otra vez mal parados a los dirigentes de Caprolec y Meprolsafe.
El argumento de mayor peso, sin embargo, es la crítica situación por la que atraviesa toda la cadena lechera de valor, donde la mayoría de sus eslabones se encuentran afectados, incluida la industria, tal como evidencia el anuncio de la venta de Mastellone Hnos. y la comprometida situación financiera de SanCor, las dos tradicionales firmas que dominan el mercado nacional.
En lo que respecta a la situación de los productores, la propia Mesa de Enlace señaló que “la falta de una política oficial a favor de la producción ya destruyó 5.000 tambos desde 2003, o sea un tercio de los 15.500 establecimientos que existían en aquel momento, con la pérdida de miles de puestos de trabajo directos e indirectos”.
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